Las frentes masculinas, en cambio, vistas de perfil suelen dibujar una línea oblicua debido a que su parte inferior es abultada y se proyecta hacia adelante por encima de los ojos. Esta abultamiento es macizo donde forma los rebordes orbitarios, pero hueco en el medio sobre la nariz, donde se encuentran los senos frontales.
La altura y forma de las cejas también difiere entre hombres y mujeres. Las cejas masculinas suelen ser rectas y bajas, mientras que las femeninas son más arqueadas y se encuentran más altas con respecto a los ojos, generalmente por encima del reborde orbitario *orbital rim*. La línea del pelo, por su parte, suele tener forma de M en los hombres, debido a las típicas "entradas", mientras que en las mujeres suele dibujar un arco continuo y estar más cerca de las cejas.
Algunas pacientes no necesitan recurrir a una cirugía de feminización facial completa para obtener un grado de feminización satisfactorio. En algunos casos una cirugía de la frente y la nariz solas puede resultar suficiente para ellas. Esto es porque la importancia relativa de la frente en la percepción del género facial es mucho más alta que la importancia relativa de la parte inferior del rostro, ya que la frente afecta algo crucial: afecta la mirada. Es increíble como algo tan abstracto como la mirada puede modificarse remodelando duros huesos.
Una estructura ósea masculina alrededor de los ojos le da a la mirada el carácter duro severo, o incluso sombrío de los predadores, probablemente una herencia de los tiempos en que los machos eran cazadores y luchadores, y las mujeres se quedaban en el hogar criando y protegiendo a los hijos. La cirugía de feminización de la frente y la naríz les da a las pacientes una mirada de mujer. La mirada femenina, tan apreciada por los poetas románticos, no es femenina por nada que esté en los ojos en sí mismos (que son las mismas bolitas de carne en hombres y en mujeres), sino por la forma, el grosor y especialmente la proyección de los huesos que los rodean.
Lo que hace que una frente sea percibida como masculina o femenina no es sólo su forma, sino también la distancia que hay entre la superficie del ojo y la superficie de la parte más prominente de la frente.
En las mujeres esta distancia suele ser de alrededor de 8 mm, mientras que en los hombres es generalmente mucho mayor. Estas fotos muestran ejemplos de la cirugía de reconstrucción de la frente y pertenecen a 2 pacientes diferentes. Fueron tomadas en diferentes etapas de recuperación, de manera que algunas de ellas todavía muestran algo de inflamación.
Las líneas amarillas indican en qué medida la distancia entre la superficie de la frente y la superficie de los ojos fue reducida y cómo este cambio hace que la percepción de la frente cambie de masculina a femenina.
Lo que se conoce como “mirada femenina” no está dado por los ojos en sí mismos (que son iguales en varones y mujeres), sino por las diferencias en la estructura ósea que los circunda.
Algunas pacientes no necesitan recurrir a una cirugía de feminización facial completa para obtener un grado de feminización satisfactorio. En algunos casos una cirugía de la frente y la nariz solas puede resultar suficiente para ellas. Esto es porque la importancia relativa de la frente en la percepción del género facial es mucho más alta que la importancia relativa de la parte inferior del rostro, ya que la frente afecta algo crucial: afecta la mirada. Es increíble como algo tan abstracto como la mirada puede modificarse remodelando duros huesos.
Una estructura ósea masculina alrededor de los ojos le da a la mirada el carácter duro severo, o incluso sombrío de los predadores, probablemente una herencia de los tiempos en que los machos eran cazadores y luchadores, y las mujeres se quedaban en el hogar criando y protegiendo a los hijos. La cirugía de feminización de la frente y la naríz les da a las pacientes una mirada de mujer. La mirada femenina, tan apreciada por los poetas románticos, no es femenina por nada que esté en los ojos en sí mismos (que son las mismas bolitas de carne en hombres y en mujeres), sino por la forma, el grosor y especialmente la proyección de los huesos que los rodean.
La frente es quizás la parte de la cara que menos dolor produce durante la recuperación. Durante un tiempo permanecerá insensible, y poco a poco irá recuperando la sensibilidad durante los siguientes 6 meses. En algunos casos, debido a la hinchazón, la ubicación de las cejas puede parecer demasiado alta al principio, pero poco a poco irán ubicándose en su posición definitiva.
Algunos moretones pueden aparecer y descender hacia otras áreas del rostro antes de desvanecerse. Si se realizó un adelantamiento de la línea del pelo, la cicatriz quedará justo delante de esta línea. Si no te importa ser vista con la cara hinchada, podrás retornar a tus acitividades sociales una semana después de la cirugía. Pero deberás esperar hasta la segunda o tercera semana antes de hacer ningún trabajo pesado o ejercicio físico.
Dormir con la cabeza elevada durante los primeros días puede favorecer el proceso de recuperación. Aplicar hielo también te ayudará mucho. Si deseas usar maquillaje podrás hacerlo el día después de la cirugía. Durante el período de recuperación algunas personas pueden padecer depresiones. Esto es normal después de toda cirugía, por mínima que sea. Puedes tardar en aceptar tu nueva apariencia y llegar a pensar, incluso, que cometiste un gran error al haberte operado. No te preocupes. La mayoría de las personas que hoy están felices y muy satisfechas con sus resultados pasaron por esa depresión.
Si la remodalación de la frente se hace combinada con un adelantamiento del cuero cabelludo, la cicatriz queda en la parte superior de la frente, en coincidencia de la línea de inserción del pelo, para que pase inadvertida. Gradualmente se irá aclarando hacia un color rosa pálido durante los primeros 6 meses y finalmente, al cabo de aproximadamene un año, adquirirá el color del resto de la piel y se volverá muy difícil de detectar visualmente. Si no se necesita adelantar el cuero cabelludo y la cicatriz quedará quedará escondida entre el pelo.
En manos de un cirujano calificado, es poco probable que una feminización de la frente presente complicaciones. Sin embargo todo procedimiento quirúrgico, por mínimo que sea, presenta riesgos, y debemos pensar en ellos como una posibilidad.
+ Reacciones adversas a la anestesia.
+ Asimetrías. Aunque el cirujano marca muy cuidadosamente las áreas que va a operar, pueden producirse asimetrías. Infecciones, aunque son muy raras si tomas los antibióticos indicados.
+ Superficie despareja de la frente.
+ Pérdida de sensibilidad en el cuero cabelludo.
+ Pérdida de pelo a lo largo de la cicatriz por exceso de tracción en la sutura.
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